lunes, 16 de enero de 2012

La increíble historia de Miguelito "el bolas"


La increíble historia de Miguelito “el bolas”. Capítulo 6. Historias de la noche III


Que sería hablar de la historia del maldito bolas si olvidamos a la gente trabajadora (ironía) y muy afable que cada noche se mueve cual serpiente sigilosa por las calles de la ciudad para abordar a víctimas inocentes y solitarias (nosotros en un principio), es decir, los relaciones públicas de Puerto Marina. Hoy hablaremos del mejor relaciones públicas (y no me equivoco al decirlo) que ha pasado por Benalmádena, un hombre al que “el bolas” le habría chupado la suela de los zapatos (“el bolas” de pequeño chupó las suelas de los zapatos de su prima Ana (verídico)) sin lugar a dudas, eso y otras cosas…hablamos, sin lugar a dudas, del pibe, del argentino, del que “el bolas” adoraba su pepino….el relaciones públicas, TINCHO.

Sin lugar a dudas, el año de Tincho, porque sólo estuvo un año con nosotros, fue el mejor. Corría un año que no recuerdo pero en Puerto Marina todo era magia y diversión. Además de Tincho, otras tres cosas que ese año estaban presentes, se perdieron al año siguiente:

-Primero y más gracioso: el maldito abuelo que con ropa de época daba vueltas toda la noche a una manivela para activar una puta caja de música al final del paseo al lado del Burguer King

-el vendedor de buñuelos que el puto bolas solía frecuentar para reponer fuerzas tras la caminata hasta el puerto.

-La sala Sparkles, mítica, inolvidable, quizá la primera discoteca del puerto que “el bolas” pisó.

Bueno, un día Miguelito vio la luz y conoció a Tincho. Sentía devoción por él, lo admiraba, lo veía como un Dios en persona. Era tan grande su amor hacia él que consiguió su número de teléfono…se sentía privilegiado de tenerlo. Tincho era el relaciones públicas del Sparkles, siempre nos decía de entrar pero el bolas solía decir: “No tío, hablamos con Tincho y nos vamos, que el Sparkles es muy caro”….

“El bolas” siempre buscaba a Tincho para hablar con él un rato pero siempre rechazaba sus ofertas para entrar en el Sparkles. El maldito Luis, “el cagón” (no por ser miedica sino por las innumerables gilipolleces que suelta (de cariño)) quiso hacerse amigo de Tincho y siempre recordaré esta conversación:

-Luis: Tincho tío que zapas más guapas, ¿ dónde te las has comprado?
-Tincho: entra en el Sparkles y te lo diré

Estas dos frases resumen hasta dónde estaba Tincho de nosotros…y siento decirlo, pero también de el puto bolas. El pobre Miguelito tenía tanta obsesión con Tincho que parecía quedarse ciego, una vez, el maldito bolas llamó a Tincho para preguntarle donde estaba…y resultó que lo tenía detrás….fue muy gracioso ver como Tincho se daba la vuelta mientras el bolas le sonreía por haberlo encontrado….

Un día Tincho desapareció, “el bolas” se encontró solo, sin embargo, el año pasado llegó su salvación, su nuevo mejor-relaciones públicas-amigo: Rjeda .

CONTINUARÁ

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